Dice el escritor en su columna del EPS dominical que está harto:
“Seguro que en cada partido hay personas más inteligentes, menos pagadas de sí mismas, que no hablen como gañanes ni suelten tantas sandeces, que no roben y sean cabales, que no se crean que son votadas por sus méritos o su carisma, sino porque los aparatos los han colocado en buen puesto y porque los electores, desquiciados, echan la papeleta de quienes odian un ápice menos”.
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