Obama raciona y dosifica su tiempo en función de las prioridades y no de los compromisos. Por lo visto se organiza por cuartos de hora, unidad mínima de tiempo que la Casa Blanca considera suficiente para asimilar un problema, despachar una entrevista o consultar un tema con los asesores.
Su tiempo lo dedica a las prioridades de su compromiso electoral, por lo visto.
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