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Con esto de los boicots informativos viene muy bien recordar a la clase política de este país aquella frase que dijera Thomas Jefferson: “Prefiero periódicos sin gobierno que gobierno sin periódicos”, incidiendo en la importancia que daba a la existencia del público que estaba detrás del medio y en la capacidad que tenía el medio para suscitar el debate, la discusión y el diálogo.
Estas pataletas del PP no las entiendo por exageradas. Se ha sentido el líder del PP, Mariano Rajoy, muy afectado y ofendido con las declaraciones que hizo el Presidente de Prisa, Jesús del Polanco, ante una junta de accionista del Grupo al manifestar: “Lamento que en España algunos partidos quieren volver a la guerra civil”.
Por esta frase, dicha en un país en el que existe libertad de expresión, el PP no sólo pretende un boicot de silencio informativo a los medios del grupo Prisa, lo cual me parece una falta de respeto hacia los oyentes, lectores y espectadores de estos medios; sino también un boicot económico que se traduce en una retirada y ausencia de publicidad en los medios que tiene en toda España el Grupo que preside Polanco. Para empezar, en Andalucía, Javier Arenas, ya ha retirado del grupo Prisa los anuncios de la campaña que pensaba presentar; igualmente el PP Vasco anuló una campaña publicitaria en las emisoras de la cadena SER del País Vasco; y también, como la disciplina de partido obliga, Mercedes de la Merced, tertuliana del programa “La ventana” de la SER, tampoco se presentó a la tertulia; al igual que la diputada Alicia Sánchez a su cita al programa “A vivir que son dos días”; siguiéndose así con la consigna del portavoz popular Gabriel Elorriaga que consiste en dejar de atender “las convocatorias de entrevistas, tertulias y programas del Grupo Prisa y demás empresas controladas por Jesús de Polanco”
En un editorial de “El País”, titulado “Pobre argumentario”, se decía con cierta ironía que “Un partido político protegido por la constitución y financiado en parte con fondos públicos, que es un instrumento de participación política de los ciudadanos y no una propiedad privada de sus dirigentes”. Cierta guasa, digo, por lo de el “rancherito es mío”. Y ya con cierta inquina, el editorial continua: “La única forma de relación entre poder y medios que le entra en la cabeza es la del “do ut des”, como concesión de favores o como castigo, es decir, como una omertá que vincula a protectores y protegidos”.
Sí es verdad, que hay otros antecedentes recientes de boicot informativo por parte del PSOE al programa-debate que presenta Sáenz de Buruaga en Telemadrid.
Tenemos entonces que el PP ha prohibido a sus militantes y cargos públicos asistir a medios del Grupo Prisa; y el PSOE, a Telemadrid. Volvamos a la famosa frase de Jefferson y al respeto de las personas que están detrás de los medios de comunicación como consumidores o trabajadores.
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