17 julio, 2015

Discursos y asesores

Una carta al director interesante de Paula Santolaya en "El País".
Todo aquel que pretenda dedicarse a la actividad política debería formarse en el arte de la oratoria y leer con detenimiento los discursos más importantes de la historia. Aunque fueron pronunciados en momentos históricos distintos, en todos ellos existen elementos comunes y referencias a problemas que siguen vigentes.
Los hay emotivos, como el de Mahatma Gandhi a favor de la no violencia (1948); breves y contundentes, como el de Gettysburg (1863), de Abraham Lincoln; embarazosos, como el de Bill Clinton (1998) cuando confesó al pueblo americano su relación con Monica Lewinsky; exquisitos y memorables, como el de John F. Kennedy en su discurso inaugural (1961); o reivindicativos, como el de Nelson Mandela (1964) antes de entrar en la cárcel. Sin olvidar el famosoI have a dream de Martin Luther King (1963), crucial para la conquista de los derechos civiles de los afroamericanos.
En la mayoría de las ocasiones, detrás de un discurso hay alguien que escribe estas célebres frases para la historia. En Estados Unidos disponen de auténticos guionistas de Hollywood; en América Latina, recurren a dramaturgos; en Reino Unido, los speechwriters; en Francia contratan a periodistas musicales expertos en rap; pero en España, los escritores de los discursos suelen ser, generalmente, personas de confianza que carecen de formación política y oficio de escritor, que desprecian por ignorancia los discursos de los grandes oradores que influyeron y emocionaron a millones de personas a lo largo de la historia. Estamos justo en el momento preciso para cambiar las cosas que no funcionan.
Aquí la fuente:
http://elpais.com/elpais/2015/05/09/opinion/1431186663_459901.html

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