04 abril, 2009

La futura mujer presidenta de los USA

Les dejo una columna en el “The New York Times”, escrita por Kate Zernike, titulada “Dura, casada, pos-feminista: podría muy bien ser presidenta”, en el que concluye que los EEUU tendrán que esperar varias generaciones para que se presente una mujer a su presidencia dado que, hoy por hoy, con los medios de comunicación en contra y la sociedad que no está preparada, las mujeres políticas arriesgan demasiado:

“¿Si no es Ella, quién, sino?

La senadora Hillary Rodham Clinton podría convertirse o no en la primera presidenta de Estados
Unidos, pero si el destino y los votantes le niegan este papel, seguramente otra mujer lo desempeñará. Esa mujer procederá del sur, o del oeste del Misisipí. Será una demócrata que haya ganado en un Estado conservador, o una republicana salida del sector privado para presentarse a gobernadora.

Tendrá experiencia como ejecutiva, y habrá servido en un puesto como el de fiscal general, donde habrá demostrado ser "una luchadora" (pero comprensiva, por supuesto). Será suficientemente joven como para entrar en la categoría de posfeminista (del mismo modo que el senador Barack Obama se ha presentado a sí mismo como posracial), sin el lastre de las batallas del pasado. Estará casada y tendrá hijos, pero no hijos pequeños. Pondrá el énfasis en su experiencia y, sí, llevará traje pantalón.

Ah, y es posible que no exista.

Pero éste es el retrato de la Señora presidenta que hacen estrategas políticos y buscadores de talentos, políticos y los que estudian a la mujer en el mundo de la política.

Se basa tanto en las lecciones que se desprenden de la candidatura de Clinton como en las verdades perdurables de la política y en el número y variedad de mujeres que salpican el paisaje del liderazgo.

Sin embargo, cuando se les pide que nombren a una posible primera presidenta, hasta los estrategas políticos más agudos contestan que no se les ocurre ninguna.

Como señala Susan Carroll, profesora del Centro de Mujeres y Política Estadounidenses de la Universidad de Rutgers, "es más fácil asimilar el concepto que hablar de nombres".

Ciertamente, los números lo permiten. Las mujeres componen la cuarta parte de las legislaturas
estatales y de los organismos ejecutivos electos en los Estados, y el 16% de la Cámara de Representantes. Hay ocho gobernadoras y un máximo histórico de 16 senadoras.

Y las encuestas dan a entender que el país está dispuesto a elegir a una mujer, aunque no tanto
como muchos podrían esperar. En diciembre, en una encuesta de Gallup, el 86% de los
estadounidenses contestaba que votaría a una candidata capacitada para el cargo. El 93%
respondía lo mismo en el caso de que el candidato fuera negro y estuviera capacitado; el 93% en el de un candidato católico; y el 91% en el de un candidato judío.

Hillary Clinton ha refutado con sensatez las suposiciones de que una mujer no sería capaz de recaudar dinero, o de que las mujeres no serían donantes (proporcionan aproximadamente la mitad de sus fondos). Y ha hecho que la idea de presentarse a la presidencia entre dentro de las posibilidades de la mujer.

Pero la primera presidenta probablemente no será uno de los nombres establecidos en Washington. Muchos han aprendido de Obama que uno puede salir de la nada (hace cuatro años, era un legislador estatal poco conocido).

"El ambiente es tan tóxico, que se ha llegado a un punto en el que la experiencia política puede ser negativa", comenta Nelson Warfield, asesor de medios republicano.

Se dice, por ejemplo, que a Meg Whitman, ex consejera delegada de eBay que ha recaudado muchos fondos para el senador John McCain, le interesa presentarse a gobernadora de California, lo cual la convertiría el;luna candidata natural a la presidencia. (El de Carly Fiorina, ex consejera delegada de Hewlett-Packardque asesora a McCain, es otro de los nombres que se mencionan comoposibles ejecutivas convertidas en candidatas, aunque no se cree que pretenda presentarse).

De manera casi unánime, los expertos señalan que la mujer que lo consiga procederá de una generación más joven que Clinton, que prometa, como lo ha hecho Obama, pasar a una era posterior a la de la generación de la explosión demográfica, superar la vieja política de
identidad.

Pero a muchas mujeres, independientemente de que apoyen o no a Clinton, la larga campaña de
las primarias les ha dejado una pregunta: ¿por qué va a querer una mujer presentarse? Muchas
se sienten descorazonadas por lo que consideran una predisposición contra Hillary Clinton en los
medios de comunicación.

"¿Quién se atrevería a presentarse?", pregunta Karen O'Connor, directora del Instituto de Mujeres y Política en la American University. "Los medios se unen contra ti, y si para empezar tienes el problema del dinero, ¿por qué iba alguien a meter a la familia en todo esto? ¿Por qué querría pasar alguien por todo esto?" Por esta razón, dice, no espera que haya una candidata pronto. "Creo que tendrán que pasar varias generaciones".

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