29 enero, 2008

Masculino oh! femenino

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Les dejo un artículo de opinión de la escritora y profesora Antonia García de León titulado “Si ellas ganan, ganamos todas” sobre la política, lo femenino y el patriarcado yanki.

Hillary Clinton, fracasó en Iowa y triunfó en New Hampshire. Qué esfuerzo titánico el de esta mujer, élite femenina donde las haya, apoyada por la figura importante de su marido, el ex presidente Clinton . He investigado la fuerza de los padres para el triunfo de las élites femeninas, en esta potente minoría de mujeres que está entre los 60-70 años en el Mundo Occidental (en mis “Herederas y Heridas”:un estudio sobre el poder desde la perspectiva de género). A veces, han sido el padre o el marido, o ambos al tiempo, los soportes necesarios, en estos característicos dobletes o tripletes…, que necesitan acumular las élites femeninas para triunfar, cuales “élites discriminadas” (como las he diagnosticado y llamado) cuyos “ imputs” biográficos y curriculares no pueden ocultar la discriminación por género que ellas también ( y tan bien) reflejan y padecen.

Tal es la sobreabundancia de medios que necesitan reunir para triunfar que ésta se convierte paradójicamente en un dato más de la discriminación de género (aunque sea por exceso) y es un dato elocuente de la fortaleza de la sociedad patriarcal en que nos desenvolvemos.

Qué agotadora campaña la de Hillary Clinton, qué alienación y qué vocación por la política y el poder. De todo eso nos habla su sempiterna sonrisa forzada, congelada en Iowa. Yo deseo que triunfe, que sea la primera presidenta mujer del Imperio pues ello sin lugar a dudas es un golpe simbólico al patriarcado (cómo es de positivo ver a Ángela Merkel gobernando). Un país paradójico como es EE.UU al respecto (las universidades más feministas y sofisticadas en la sociedad más conservadora e iletrada) es probable que rechace a una mujer y que incluso prefiera antes a un negro (Obama) por utilizar un lenguaje políticamente incorrecto que todo el mundo utiliza mental y fácticamente.

La escena está al rojo vivo. El test social de género está servido: el triunfo o el fracaso de las élites femeninas es en gran medida la “toma de temperatura” del machismo que permanece o no en un sistema social, o visto desde el otro lado, del grado de avance del feminismo y sus políticas de igualdad. Vivir para ver. Creo que nada hay en la actualidad más apasionante que seguir esta pugna de masculino/femenino en la arena social.

Qué gran responsabilidad histórica la de los medios de comunicación de masas para esta ocasión. Ójala que escuchen como las mujeres educadas en el feminismo estamos clamando para que corrijan su mirada androcéntrica y tantas veces sesgadas. Qué recomendable un psicoanálisis-socioanálisis de género para los profesionales que traten esta delicada pugna política a través de información escrita, oral y, (atención) visual. Un ejemplo: ¿no había otra foto mejor para escoger y publicar en el arsenal de disparos que hacen a los candidatos que la foto de una Hillary, cual colegiala ingenua y bajita, sonriendo ante un Obama, tomado de abajo arriba, elevándolo en estatura y “majestad”, cual figura profesoral que diera lecciones a esta mujer que debe asentir sonriente? ¿Y como olvidar las caras patológicas-caricaturescas de una Hillary Clinton enseñando hasta las partes profundas de su garganta? ¿No había una instantánea que reflejara la alegría del triunfo en un gesto más seductor, más noble? ¿No estará el reportero arrastrando el prejuicio de la llamada “histeria femenina o feminista que por los dos flancos se ha usado? ¿No se enfatizaron en exceso las lágrimas de Hillary?

No parece ocioso recordar a esos efectos que vivimos en un mundo del Mercado, de la publicidad, en el que el tratamiento que los medios de comunicación, tanto escrita como visual, den a una mujer aspirante al poder político puede convertirse en un arma de éxito o de fracaso (por ceñirnos al caso que analizamos). Neutralidad y control de la mirada patriarcal, pedimos. O yendo más allá: simpatía y apoyo a lo que las mujeres consideramos una causa justa. Si Hillary Clinton gana, ganamos todas (y ganan también los hombres feministas). Esta larga Historia de la Humanidad , presidida sempiterna y férreamente por la dominación masculina (Bourdieu,”dixit”) cambiaría de código, aunque sólo fuera como un mero síntoma. Qué golpe de fuerza simbólico. He aquí un excelente test al sistema patriarcal que todas las mujeres seguimos y seguiremos apasionadamente.


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