Me sorprendió el asesinato de Benazir Bhutto en París, el pasado 27 de diciembre, y me quedé conmocionada aunque sabíamos que era una muerte anunciada. El pasado mes de octubre ya tuvo un conato de atentado y sufrió varios atentados suicidas contra ella, uno de ellos en Karachi, del que salió ilesa y en el que murieron numerosas personas.
¿Quién ha tenido tanta insistencia en hacerla desaparecer?, se da la circunstancia que Pakistán celebrará sus elecciones “libres y transparentes” el próximo 18 de febrero, quizá estos hechos y otros de parecidas circunstancias (no quiero nombrar países) vendría a confirmar el pensamiento maquiavélico de que si no podemos con la oposición, la quitamos de en medio... aquello de... “El fin justifica los medios”
La ex primera ministra de Paquistán, formada en ciencias políticas en Harvard y Oxford, con tan sólo 35 años fue la primera mujer en gobernar un país islámico en 1988, tras tomar el testigo político de su padre.
Sufrió largos periodos de prisión, exilios y fue acusada de abuso de poder y corrupción, tal vez, también por desacreditarla y quitarla de en medio... pero ella decía: “Mi carácter es muy luchador, cuantas más dificultades tengo más ganas de vencer me nacen. Cuando me arrinconan contra la pared, más puedo luchar”.
Benazir, quería una democracia para su país y acabar con la dictadura de Musharraf. Su partido y ella eran un elemento enemigo, eran la principal fuerza de la oposición y, quizá cometió un error que fue negociar con el dictador y jefe del ejército paquistaní.
Su marido pide una investigación internacional con la implicación de Naciones Unidas, y yo también.
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