15 junio, 2010

¿Sabe España vender su realidad económica al exterior?

Definitivamente, no. La política de comunicación hacia el exterior no sólo es inexistente, dejando que “otros” hablen por nosotros, sino que lo poco que se hace, se hace mal. Así tenemos a Merkel dudando de nuestra economía, al Fondo Monetario Internacional rectificando su pesimismo sobre nosotros y a una oposición catastrofista.

Hay que recuperar la confianza en los mercados y reforzar una buena política de comunicación externa con datos y fiel a los hechos. Nada de palos de ciego como en plena crisis y tras el anuncio de los recortes salariales a funcionarios, va y se presenta en Granada, con la ministra de defensa al frente, el equipo ciencia-ficción del combatiente del futuro. Surrealista, pero cierto.

Un político examen de química

- En un examen de Química se pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre una solución y una disolución?

- Respuesta del alumno: Si metemos a dos de nuestros políticos en un tanque ácido, se disuelven. Eso es una disolución. Pero si los metemos a todos. ¡Eso es una solución!.

Igualdad-Desigualdad del voto de la ciudadanía

El profesor de Teoría Política en la Universidad Autónoma de Madrid, Jorge Urdánoz, escribe para “El País”, un artículo titulado: "Nada justifica la desigualdad de voto”, que dice:

En el sistema electoral español no todas las papeletas valen lo mismo: las del PP y el PSOE valen mucho más que las de IU y UPyD. Tenemos un problema: la igualdad de voto es un requisito básico de la democracia.

Creo que merecen desmontarse cuidadosamente las razones mediante las que José Ignacio Wert sale en defensa del sistema electoral en su artículo en estas páginas del pasado 20 de abril. Sus argumentos configuran lo que podemos denominar la "defensa oficial" del sistema, una defensa que, rutinaria e invariable, se reitera a modo de mantra desde hace más de 30 años. Conviene revelar su inconsistencia, porque aquí nos jugamos mucho.

Solo los intereses partidistas de PP y PSOE favorecen la 'eficacia' antes que la igualdad. Por qué hay que primar Gobiernos monocolores? Los de coalición funcionan en muchas partes. Empezaré aclarando que, aunque el señor Wert utilice una expresión un tanto extraña en este contexto, la de "equidad", entiendo que lo que quiere decir es "igualdad", pues "igualdad" es, en efecto, el término que utilizaba Rosa Díez en su artículo inicial, el que abrió el debate y al que Wert responde. Admitido esto, podemos ir directamente al asunto. Es rotundamente falsa la tesis que constituye el eje de la defensa oficial del sistema y que Wert recoge así: "La equidad (léase "la igualdad") no es ni puede ser la única dimensión a atender a la hora de evaluar una Ley Electoral". No, vamos a ver.

La igualdad de voto no es una dimensión del sistema electoral, tal y como lo son, por ejemplo, la gobernabilidad, la proporcionalidad, la capacidad de generar coaliciones, etcétera. La igualdad de voto no es una característica, es un requisito sine qua non para que una ley electoral sea considerada democrática. No hay ni una sola teoría de la democracia, ni una, que no la garantice ni la considere imprescindible. Ni siquiera llega a tanto el liberalismo de Schumpeter, que de entre los diferentes relatos filosóficos que justifican la democracia -el liberal, el republicano, el deliberativo, el participativo, etcétera- pasa por ser el menos exigente desde un punto de vista normativo. La igualdad de voto no se pone en duda: si el voto no es igual, la elección no es democrática. Punto.

Pero hay sistemas electorales, se alegará, que no suponen un voto igual y que se encuentran plenamente justificados. En efecto, los hay. Pero solo en dos tipos de situaciones específicas. Y ninguna puede alegarse para nuestro sistema.

La primera situación es la "federal". Muchos Parlamentos no reflejan la voluntad de un único "pueblo", sino de muchos. Por ejemplo, el Parlamento Europeo. O cámaras territoriales como el Senado de Estados Unidos o el Bundesrat alemán. Ahí no están representados los ciudadanos, sino ciertas entidades territoriales (que para abreviar he denominado "pueblos", pero que pueden ser regiones, comunidades, etcétera). En estos contextos federales el voto de los ciudadanos no tiene por qué ser igual.

Puede justificarse el voto desigual en España atendiendo a esta circunstancia? Sí, pero no dos veces. Sí en el Senado, la cámara territorial; no en el Congreso, la cámara ciudadana. Por eso la Constitución no recoge el voto igual para el Senado, pero sí lo hace -aunque de manera meramente ornamental, visto lo visto- para el Congreso.

También en ciertas circunstancias extraordinarias -una guerra, una catástrofe natural, la salida de una dictadura- está justificada la cancelación de los derechos fundamentales (y la igualdad de voto lo es). Ahora bien, tal cancelación habrá de ser siempre transitoria, teniendo como único objetivo mantener el orden para, precisamente, garantizar los derechos fundamentales en cuanto hayan prescrito las circunstancias excepcionales.

Puede invocarse algo así hoy en España? Por supuesto que no.Y, sin embargo, eso es lo que contra toda evidencia alega la defensa oficial. Escuchemos a Wert: hay que sacrificar la igualdad para favorecer la eficacia. Y en qué consiste exactamente esa "eficacia" para la que se pide en sacrificio nada menos que la igualdad de voto?

No es, por descontado, una cuestión de vida o muerte, un último recurso desesperado para salvar un sistema que sin tal remedio naufragaría. Una situación excepcional así pudo darse en las dos primeras citas electorales, en las que la UCD fue la gran beneficiada por el sistema electoral. Entonces podía considerarse justificado, desde un punto de vista prudencial, sobrerrepresentar a UCD para que los nostálgicos de la dictadura no acabaran con la aventura democrática. Fue una manera de calmar a la bestia franquista, y sin duda mereció la pena. Pero, ¿qué significa "eficiencia" en 2010?

No se engañen: significa tan sólo "comodidad" para el PP o para el PSOE. Wert lo deja bien claro: la define como la mayor o menor "posibilidad de Gobiernos mayoritarios o cuasi mayoritarios de cualquiera de los dos partidos centrales". Es sencillamente escandaloso afirmar que la igualdad de voto haya de sacrificarse en aras de tal eficacia. Y lo es por partida triple.

En primer lugar, es un argumento antidemocrático. La igualdad se puede rescindir para salvar al sistema transitoriamente... no para hacer más fácil su gobierno. Prueben, si no, a proponer en la próxima junta de vecinos que los del tercer y cuarto piso tengan menos poder de voto porque así se facilita el gobierno de la escalera. No suena bien, verdad? Pues eso es lo que defienden el señor Wert y otros paladines del sistema actual. Cuando Rosa Díez alega que no puede ser que 500.000 españoles que votan a un partido obtengan un escaño mientras que 500.000 que votan a otro consiguen 10, lo único que responden Wert y los suyos es que así se "facilita la formación de Gobiernos estables". Y no permitiendo votar a los del quinto derecha también, desde luego.

Desprovisto de ropajes técnicos y eruditos, el argumento resulta tan grotesco que cuesta encajarlo.En segundo lugar, se trata de una tesis manifiestamente errónea desde un punto de vista empírico. Hace ya mucho tiempo que la ciencia política descartó la idea de que los Gobiernos monocolor sean "más eficaces" que los de coalición. No sólo no hay evidencia empírica, es que en todo caso tal evidencia apuntaría lo contrario. De los 10 países más desarrollados del mundo según la ONU, sólo dos tienen habitualmente un Gobierno monocolor. Wert vende que los Gobiernos monocolor son más "eficaces". No sólo respondo que es rotundamente falso, sobre todo le pido que, si de verás lo cree así, haga todo lo posible para que un partido gane por mayoría las elecciones... menos manipular la igualdad de voto. En Estados Unidos, por ejemplo, no lo hacen: sería jugar sucio.

Y, por último y en tercer lugar, aunque la tesis fuera empíricamente cierta y moralmente democrática -y no es ni una cosa ni la otra- es que, en el colmo del absurdo, aquí y ahora no se cumple. No sé en qué país vive Wert, pero en el mío cada dos por tres al PP o al PSOE los tienen que sustentar otros partidos pequeños para poder gobernar.

De veras conviene violar la igualdad de voto en aras de esta "eficacia"? La respuesta sería "no" aunque el remedio funcionara, pero, hombre, es que si ni siquiera lo hace.

Es ya una traición y un fracaso democrático pensar en términos de posibles resultados electorales y no de garantías ciudadanas reales, pero: ¿qué panorama terrible y desolador se adivina con un sistema proporcional de circunscripción única y voto igual? Probablemente uno en el que IU y UPyD tienen más presencia y el PP y el PSOE pueden pactar con ellos o con los nacionalistas periféricos, a su gusto.

Es algo ingobernable, ineficaz, inestable? No, claro. Es bastante parecido a lo que hay, y, de hecho, una inmensa mayoría lo consideraría preferible. Únicamente a los intereses puramente partidistas del PP y del PSOE les resultaría "ineficaz", porque la presencia de IU y UPyD lo sería a su costa y, por tanto, perderían escaños y porción del pastel. El acabose, sin duda.< Pero, sobre todo, es que el espíritu que anima casi todo el párrafo anterior supone de por sí una derrota de la democracia: da igual qué partidos ganen, lo que importa es que los ciudadanos posean intactos sus derechos de participación política. Por eso, la esencia del ideal democrático palpita sólo en la primera frase de tal párrafo, y no en el resto. Si no lo tenemos claro, ya hemos perdido la batalla. Que no les despisten.

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José Ignacio Wert. Responde a Urdánoz:


Contesto con preocupación y algo de pereza al artículo del señor Urdánoz (Nada justifica la desigualdad de voto) que critica uno anterior mío sobre el sistema electoral. Preocupación porque su crítica reposa en un malentendido sobre mis argumentos que indica que no me he explicado bien. Y pereza porque, incluso a pesar del malentendido, sus supuestos argumentos resisten mal cualquier prueba empírica.

1.- Me atribuye Urdánoz ni más ni menos que la condición de defensor "oficial" del sistema. Honor que le agradezco, pero que no responde a la realidad: mis ideas al respecto son exclusivamente mías y nadie me lleva la mano. Para desgracia mía el "Wert y los suyos" (¿mis seguidores?) de Urdánoz es un constructo de realidad virtual.

2.- Hablo de equidad (del latín aequitas, dar a cada uno lo que le corresponde) no exactamente como sinónimo de igualdad, que sería en este contexto la pura igualdad aritmética, pero, en lo sustancial, mis argumentos no se perjudican por sustituir un concepto por el otro. Si, como sostiene Urdánoz, la igualdad de "poder" del voto, entendida como precio exactamente igual de cada mandato representativo, es un requisito sine qua non para que una ley electoral sea calificada de democrática, entonces la conclusión está clara: ninguna ley electoral realmente existente es democrática. Algo de inequidad (o algo de desigualdad) existe en el mundo real. Sostenía, sigo sosteniendo, y nada de lo que dice Urdánoz me corrige en esto, que la ley española se inscribe entre las más equitativas. Mencionaba entonces los casos de Francia y Reino Unido como ejemplos. Qué decir después de que los Lib Dem con un 23% del voto tengan un 9% de los escaños? No hay democracia en el Reino Unido?

3.- En ningún caso niego en mi artículo que hay damnificados por el sistema electoral. Lo que he debido explicar mal es el porqué de los daños. El principal, porque la Constitución señala que la circunscripción electoral es la provincia. Pero, dentro de ello, el sistema no es per se damnificador de las opciones con cierto respaldo. O sea, lo que más penaliza es la irrelevancia. Un ejemplo: IU con el 3,8% de los votos tuvo el 0,6% de los escaños en 2008, un "castigo" duro. Pero en 1996 con el 10,5% del voto consiguió el 6% de los escaños, es decir, un "castigo" relativo mucho menor. Un tercer partido que en España se acercara al 23% del voto que han obtenido los Lib Dem en el Reino Unido no estaría lejos de una representación parlamentaria muy semejante a su voto popular.

4.- Desde un punto de vista empírico, nuestro sistema electoral puede que no sea perfectamente equitativo (o igualitario) pero es más equitativo (o más igualitario) que la mayoría de aquellos con los que se compara.

5.- Del resto de juicios del señor Urdánoz, que atribuye carácter "grotesco" (sic) a alguno de mis argumentos, me reservo mi opinión. No me gusta descalificar a nadie, porque generalmente la gente sabe descalificarse sola.

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El artículo, de Jose Ignacio Wert, titulado: “Sistema electoral, entre equidad y eficacia”, defiende que “Más justo que el francés y el británico, el sistema español permite la formación de gobiernos estables”.

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Urdánoz responde a José Ignacio Wert:


Agradezco de veras la respuesta que José Ignacio Wert ha tenido la amabilidad de escribir a mi artículo Nada justifica la desigualdad de voto, (publicado en EL PAÍS el lunes 24 de mayo) porque es en el debate y en la polémica donde las razones de unos y de otros han de mostrar su fortaleza. Por descontado, me temo que discrepo.

El término "igualdad de voto" puede entenderse de dos modos. A) Como igual poder de voto antes de la elección. Se trata de un derecho fundamental democrático que en España se encuentra pisoteado. Ejemplo: en las elecciones de 2008 el BOE dispuso que en Barcelona se eligiera un escaño por cada 125.154 ciudadanos y que en Teruel se eligiera un escaño por cada 36.841 ciudadanos. Es decir, que por ley los turolenses tienen 3,9 votos más que los barceloneses. B) Como proporcionalidad votos/escaños después de la elección. A esto yo no lo llamo "desigualdad" de voto, sino "desproporcionalidad" de los resultados. Wert lo llama "equidad" y defiende que se sacrifique a la "eficacia".

Aunque Wert afirma que "la ley española se inscribe entre las más equitativas", lo cierto es que España es uno de los países más desigualitarios (sentido A) y más desproporcionales (sentido B) del mundo. Es un dato empírico, luego uno de los dos se equivoca.

Prueben a buscar en Google The value of a vote. En su página 11 verán que, en cuanto a desigualdad A, España ocupa el puesto 16 por la cola (de 78 países: nos ganan Tanzania, Andorra, Malawi...). Con respecto a la desigualdad B, toda la Ciencia Política asume que el español es el sistema más desproporcional de entre los proporcionales. Por eso lo afirma así el mismísimo Consejo de Estado en su Informe 2009 (Anexo II, pág. 26) y por eso, la verdad, no existe ni una publicación científica que recoja la sorprendente tesis de Wert de que nuestro sistema es muy equitativo.

Más allá de datos, lo que yo denuncio es la perversión moral de cierto enfoque. Para conseguir "la eficacia" (¿?)Wert no ve reparo alguno en lesionar la igualdad de voto (A), ya que es el único modo de alterar la proporcionalidad de los resultados (B) de modo que los resultados sean "eficaces". Lo siento, pero desde una perspectiva democrática me sigue pareciendo grotesco (el argumento, no su defensor). Son los electores, y no Wert ni nadie, los que deciden qué es "eficaz" para el país, y para eso su voto ha de valer igual.

A Wert quizás no le guste lo que ellos van a decidir con voto igual, e incluso puede que lo considere tremendamente "ineficaz", pero es que, mire, la democracia es así.

La democracia en la UVI

Mi admirado y desaparecido profesor José Vidal Beneyto, nos ha dejado un libro póstumo “La corrupción de la democracia”. Un modelo que ha confundido a los estadistas con los políticos “peopleizados”.

El autor invita a la rebelión y así dice: “la democracia se nos ha muerto de frustración, de apatía, de hipermediatización publicitaria, de adicción al poder”. “Lo que ahora tenemos ante nosotros es su cadáver y todos sabemos que lo único que cabe hacer con los cadáveres es enterrarlos o resucitarlos”.

¿Está la justicia politizada?

Tenemos independencia de nuestro poder judicial, no hay duda. Una justicia que brilla y da esplendor, como nuestra Real Academia de la Lengua.

Veamos, ¿independencia? El juez Baltasar Garzón ya ha sido suspendido de su cargo, le sentarán en el banquillo y si nadie lo remedia podría acabar con su carrera judicial. Algunos se alegrarán; la mayoría, no. El 61% de las personas, según una encuesta de clima social de "El País", cree que se persigue al juez.

El trasfondo de la cuestión va más allá de la guerra civil; y está mucho más acá con el caso Gürtel-Correa y la trama de corrupción del partido de la oposición.

Lean el editorial de “The Financial Time”, viene a decir que detrás del proceso al juez hay “motivaciones políticas”.

A mi me da vergüenza ajena el ridículo internacional que estamos haciendo con nuestra credibilidad judicial.

14 junio, 2010

El poderío de algunas mujeres

En una ocasión, el presidente de los Estados Unidos, Obama, salió a cenar con su esposa Michelle Obama, y llegaron a un restaurante no tan lujoso, querían hacer algo diferente, y salir de la rutina.

Estando sentados en la mesa, el dueño del restaurante se acercó donde se encontraban y les pidió por favor a los guardaespaldas que le permitieran acercase para saludar a la esposa del presidente, y así lo hizo.

- Al retirarse el dueño del restaurante, Obama le pregunta a Michelle: ¿Cuál es el interés de este hombre en saludarte?.

- Michelle le responde: Es que en mi adolescencia este hombre estaba muy enamorado de mí, durante mucho tiempo.

- Obama le dice: ah, quiere decir que si tú te hubieras casado con él, hoy día serías la dueña de este restaurante.

- Michelle le responde: No... si me hubiera casado con este hombre, hoy él sería el presidente de los Estados Unidos.

03 junio, 2010

Pollo al ayuntamiento

Recomendaciones para periodistas en manifestaciones



El Internacional News Safety Institute nos brinda esta lista de recomendaciones para los medios que se encuentren cubriendo eventos o manifestaciones que puedan alterar el orden público y dado que están convocadas algunas manifestaciones generales en España nos vendrán muy bien:
  • Planeé siempre con anticipación.
  • Acuerde puntos de encuentro con el resto de su equipo (fotógrafo, cámara, productor, etc) en caso de que tengan que separarse.
  • Tenga siempre a mano su credencial de periodista, pero escóndala si atrae más atención de la cuenta.
  • Traiga un teléfono celular con números de emergencia grabados previamente para una marcación rápida.
  • Posiciónese contra el viento si hay chance de que usen gases lacrimógenos.
  • Porte protección para los ojos como gafas de natación o industriales
  • Vaya preparado con un botiquín de primeros auxilios y es importante que esté capacitado en cómo usarlo.
  • Use ropa suelta de tejidos naturales ya que estos no se quemarán tan fácilmente como los sintéticos; recuerde que siempre existe la posibilidad que estallen bombas de gasolina.
  • Lleve un pequeño maletín con suficiente comida y agua para un día en caso de que se le imposibilite salir del área.
  • Si es reportero, no es necesario que esté en la multitud, siempre que pueda ver qué esta sucediendo.
  • Si es un fotógrafo o camarógrafo, trate de posicionarse en un punto más alto.
  • Trabaje en equipo y tenga siempre un mapa mental de su ruta de escape en caso de que la situación se complique.

Este manual de acción para manifestaciones tiene 136 páginas y lo pueden descargar aquí.